jueves, 16 de diciembre de 2010

Cuentos de Navidad

Fotografía © jovisala47 / www.flickr.com

Ebenezer Scrooge es un hombre solitario y enfermo de avaricia, que no celebra nunca la Navidad pues jamás da tregua a su afán de amasar fortuna. Una noche se le aparece el fantasma de un viejo amigo que le anuncia una condena eterna a causa de su mala actitud, a menos que aproveche la oportunidad que le ofrecerán tres espíritus de la Navidad: uno, que le recordará los nobles años de su niñez; otro, que le mostrará cómo la pobreza no impide a la gente celebrar la Navidad con alegría; y el tercero, que le revelará el triste y desgarrador destino de los avaros. Scrooge finalmente se conmueve y arrepiente, volviéndose una persona desprendida y afable. Esta es la historia que nos cuenta Charles Dickens en su célebre Cuento de Navidad publicado en Inglaterra en 1843. En el Perú del 2010, a escasos días de la Navidad y a propósito de los resultados obtenidos por los estudiantes peruanos en la última prueba PISA, hemos tenido la ocasión de escuchar de nuestras autoridades un cuento parecido.

Se nos ha dicho, por ejemplo, que la performance del Perú –que quedó antepenúltimo en una larga lista de 65 países y último entre los 8 países latinoamericanos- demuestra que «la reforma educativa va por el camino correcto y debe continuarse». Más precisamente, se nos ha explicado que tres medidas: la Carrera Pública Magisterial, la capacitación de maestros y la Evaluación Censal de estudiantes, es lo que ha permitido que del 2001 a la fecha –es decir, desde mucho antes que estas tres medidas existiesen- progresemos más que Chile. Por si acaso, Chile quedó en el puesto 44, a seis puestos de Israel y encima de los 8 latinoamericanos. Finalmente, se nos ha advertido que si no vemos estos resultados con optimismo y no se continúa lo que se ha venido haciendo, perderemos todo lo avanzado. Digamos que podríamos terminar peor que un señor Scrooge sordo e indiferente a las advertencias de sus tres duendes. 

Declaraciones recientes de Santiago Cueto, reconocido investigador peruano, demuestran que lo más preocupante de estos resultados es que se siguen multiplicando las distancias entre escuelas pobres y no pobres en el Perú: si ya teníamos evidencias del abismo existente entre el rendimiento de los alumnos en las ciudades y el de los que estudian en la zona rural, el más grande de Latinoamérica, PISA muestra ahora que la distancia entre el rendimiento de los estudiantes con mayores y menores ingresos ¡Es la más alta de los 65 países participantes en la prueba! Y esto sin mencionar, como lo ha recordado Hugo Díaz, otro destacado investigador, que las dos terceras partes de adolescentes peruanos examinados no pudo reconocer siquiera la idea principal de un texto ni relacionarlo con ideas o experiencias propias. Cueto ha señalado también que diseñar una política educativa en base a promedios nacionales es esconder esta realidad y soslayar la necesidad de priorizar la inversión allí donde más se necesita. 

En este contexto, el llamado al optimismo que se nos hace, una vez más, es una invocación al silencio complaciente y a la inmovilidad. No critiquen, no hablemos de lo malo porque es feo y dejemos las cosas como están. No hablemos, por ejemplo, de los sesgos y límites de una enseñanza de la lectoescritura monótona, desalentadora y vacía de sentido para los niños que inician su escolaridad; tampoco de la matemática mecánica, repetitiva y despojada de razonamiento que se les obliga a aprender; menos aún de la ciencia dogmática y libresca que se enseña, desprovista de experimentación e investigación; menos todavía de la ineficacia de las medidas adoptadas para corregir estos y otros viejos problemas de la escuela pública. 

Es Navidad, no hay que ser un amargado como el señor Scrooge y hay que aprender a confiar a ojo cerrado, que si seguimos aumentando cuarenta puntos por década a fuerza de invertir en las escuelas urbanas, en apenas medio siglo alcanzaremos a China, suponiendo, claro está, que ningún país progresará en los próximos 50 años para darle chance al Perú de nivelarse.  


Luis Guerrero Ortiz
Publicado en el Blog El río de Parménides
Difundido por la Coordinadora Nacional de Radio (CNR)
Lima, viernes 17 de diciembre 2010

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Aaaaahhhhhh... suspirar (o expirar) por esta situación parece a estas alturas lo único que se puede hacer... realmente son muy pocos, pero muy pocos los que se dan cuenta que hay mucho por cambiar en la educación peruana... se requiere sinceramiento de las autoridades educativas... pero por dónde empezar a cambiar?... particularmente creo que el hilo de la madeja está en la formación inicial docente... de todos modos... feliz navidad... como de costumbre puntualizando cada tema... gracias por eso.

Javier Anhuaman dijo...

Mi estimado LUIS GUERRERO, efectivamente es una pena que nuestra educación no avance como desearíamos, entiendo que muchos docentes hacen lo que pueden y hasta donde pueden, como hay otro tanto que no les importa nada, y aprovechan todas las excusas que nos proporciona las normas benéficas para los maestros.
Por otro lado, el estado, siguen multiplicando las distancias entre escuelas pobres y no pobres en el Perú, entre la escuela urbana y la urbana marginal; cuando alienta a la mejora de las instituciones emblemáticas, no es malo pero creo que seria en otra realidad, con los 15 millones destinados a un colegio emblemático se puede mejorar a 5 colegios de la zona rural implementando condiciones adecuadas para el proceso de enseñanza y para el proceso de aprendizaje, capacitar a mil quinientos maestros que trabajan en por lo menos cincuenta instituciones educativas rurales y urbano marginales. Por otro lado, el Colegio Mayor, como dice en la presentación de su prospecto de admisión. . . los Colegios Mayores continúan existiendo en los países anglosajones como Estados Unidos y el Reino Unido. . . ¿No será una forma de marginar a los alumnos? Y que hay con los que en el proceso de enseñanza aprendizaje van mejorando cada vez más y en cuarto y quinto año de secundaria son los mejores de los mejores y no pudieron ingresar al Colegio Mayor.
Enfoquemos nuestro esfuerzo a los docentes de vocación pues son ellos los que nos ayudaran a salir de este abismo generado por una falla geológica del sistema político de nuestro Perú.
No podemos exigir una educación de calidad en Instituciones educativas con un solo docente para los seis grados en primaria, instituciones educativas de secundaria con cuatro o cinco docente dictando once áreas curriculares, ¿Cómo exigirles una educación de calidad?
Debemos mirar con otros ojos a las escuelas rurales por que también son de este Perú lindo, pero menos mestizos que los urbanos, nuestros políticos, y no será que la explicación es antropológica, el mestizo odia a su madre por que quiere ser como el padre español y cuando es rechazado, odia al padre y ama a su madre por que lo cobija y se siente indígena, autóctono y así va de un lugar a otro, como nuestros políticos. Llevando a la educación a cualquier lugar menos al norte - éxito